28 septiembre, 2008

LA SUGESTION DE TOSCA, UNA FANTASÍA DE RODOLFO CELLETTI.


Se trata de presentar un pequeño relato de Rodolfo Celletti que se encuentra en su libro; "Memorie d´un ascoltatore", de título; "L´opera nuova de Puccini".
Quien estando en Roma haya sentido en sus viejas calles de fachadas desportilladas y palacios deteriorados ,entre las buganvillias asomando por las aceras, las ramas azules de los plumbagos creciendo en los rincones, las siluetas de pinos y cipreses dibujando el cielo , una especie de desorientación temporal como si el tiempo se hubiese detenido en un momento indefinido del pasado y Roma no perteneciese al presente más que por un puro azar inesencial al que es completamente extraña, podrá entender mejor ese poder de sugestión con que la Tosca de Puccini atrapó a Rodolfo Celletti . Bajo su embrujo evocador R. Celletti se reencuentra con la ciudad , transportándose él mismo en la fantasía a la Roma de 1900 , cuando la ópera fue estrenada allí.
Es así como, a través de una íntima experiencia de la memoria, la misma con la que Proust alimentó su creación literaria , Celletti nos introduce en el misterio musical que se esconde en la Tosca, nos va desgranando sus secretos melódicos y su historia ,las claves ocultas de su magia , y al final subyugados , también a nosotros hechizados por la magia de Puccini, nos invade un deseo incontenible de regresar a Roma.
La ópera nueva de Puccini.
Una ópera trágica como esta novísima Tosca , ha sido estrenada hace unos dias, el 14 de Enero de 1900, en una atmósfera de farsa. Confiar precisamente en un hombre como Leopoldo Mugnone , temeroso de su misma sombra, por si hubiese un atentado anarquista durante la representación , bombas en el teatro o quién sabe qué más , ha sido verdaderamente una pésima elección de la policia romana. Apenas se había alzado el telón se decidió echarlo de nuevo. Se había descubierto una linterna entre un grupo de espectadores que habían llegado con retraso , y Mugnone, que escuchó unas voces excitadas, saltando abajo desde el podio se escabulló.
Después de algunos minutos de caos se empezó de nuevo desde el principio, pero con mucha tensión en la sala, en la orquesta y en palco escénico . No sucedió nada más, de modo que la ópera llegó puntualmente al final, con su carga de muertos (cuatro en total, incluido Angelotti), pero con festejos para Puccini y los cantantes.
Yo no soy un gran entendido, solo un pobre viejo que con los pocos ahorros de medio siglo de trabajo, vive como puede. Algunas entradas de gallinero a la ópera o al teatro son la única diversión que me permito.

No sabría decir si “Tosca” es bonita o fea. A mí me ha dado alguna emoción intensa y el deseo de volver a ver algunos lugares de Roma. Viví en una vieja casa de la calle dei Coronai, no muy lejos del castillo de Sant Angelo . Cuando era joven y regresaba tarde- a veces casi al alba- bajo el castillo de Sant Angelo veía desfilar rebaños y rebaños de ovejas. Ocurría especialmente en Mayo o principios de Junio y ocurre todavía , por cuanto oigo decir. Roma ha crecido, en estos últimos treinta años, pero es todavía un lugar de paso obligado para los rebaños que se dirigen hacia la via Aurelia. Alguno se reirá, pero hace solo 40 años que los bueyes con los carros abrevaban en la fuente de Tritón y las ovejas atravesaban la ciudad incluso de día.
Sin embargo nunca habría imaginado que Puccini, en Tosca, pusiese música a la oveja , y a las ovejas de la campiña romana.
Hasta ahora se han hecho tres representaciones de la Tosca en el Constanzi y no he faltado a ninguna. Si fuese lo único bueno el estribillo del pastor en esta ópera, asistiría igualmente a todas las replicas para guardármelo bien en la mente.Las bellas melodias son como aquellos rostros de mujer que te tropiezas por la calle y que te dejan dentro el deseo de volverlos a ver. Aunque ciertamente, admito que si no hubiese visto tantas veces el castillo de Sant Angelo al amanecer, con ovejas o sin ellas, sentiría menos la atracción por el último acto.
Puccini ha convertido en música el aire que siempre he respirado y con ello los mitos de ciertos monumentos de Roma. El castillo de Sant´Angelo , bajo el lívido cielo del alba es siniestro. Bastan las campanas de las cornetas que abren el 3º acto, lúgubre , misterioso , para recordarlo; y esta presencia , verdaderamente temible, de un monumento tétrico ,grandioso, da credibilidad a los hechos y a los personajes.
Yo he comenzado a entender Tosca a partir del 3º acto. Porque eran verdaderos los lugares y su atmósfera , han llegado a serme verdaderos Cavaradosi, Tosca, el carcelero, y el pelotón de ejecución. Me imaginé ver morir a una bella mujer y a su amante. Producía horror y piedad. Y la piedad me llevó a preguntarme: ¿Por qué han muerto?, ¿Qué mal han hecho? Y después: quién eran, cómo vivían, qué querían en la vida?
He visto muchas veces la Tosca de Sardou, pero Sardou no me ha llevado a preguntarme quién eran , cómo vivían y lo que querían en la vida Tosca, Cavaradosi , incluso Scarpia. Los personajes de Sardou están hechos de palabras, los de Puccini de música. Cuando Tosca canta en el 1º acto, “Non la sospiriti la nostra casetta”, la voz y la orquesta son de una suavidad voluptuosa que evoca, a la vez, épocas y lugares. No existe ciudad en el mundo como Roma, que haya logrado hacer sobrevivir La Arcadia a despecho del tiempo. Allí existe todavía la Arcadia, a día de hoy, y se reúnen para leer poesía en el “Bosque Parrasio”, bajo el Gianicolo. Todo esto , no se sabe cómo, Puccini lo ha transmitido. “Non la sospiri la nostra casseta”, es una página de la Arcadia ideal , de delicia lunar, de perfumes amargos y sensuales de boj y eucaliptos que se mezclan con el olor de cera de la iglesia de Santa Maria del Valle. La villa de Cavaradosi imaginada por Sardou en el entorno de las termas de Caracalla y rodeada de ruinas, maleza ,estanques malsanos y silencio solemne se refleja en la voz de la bella y sensual mujer , que acaba de entrar con andar languido y cansada , y se aparta , a un lugar severo y solitario, una visión de nubes claras en un resplandeciente cielo estrellado. Ayer, al anochecer estaba por allí. No iba desde hacía mucho tiempo, porque los viejos romanos raramente escogen ir a pasear por sus barrios. La naturaleza está todavía abandonada a sí misma , parece un reino de cuervos y halcones como en la época de Tosca y de Cavaradosi , cuando estar en la región de Roma resultaba insaluble y el espectro de la malaria hacía huir a media ciudad. Recuerdo esto porque nací en 1829; y recuerdo el molino del Tevere y el recorrido de las barcas al puerto de Ripetta. En Tosca se refleja mi infancia perdida. Es como si sobre Tosca hubiese oido fabular a mis abuelos o mis tios. Con el pensamiento me vuelvo a preguntar a la bella y sensual mujer y al joven arrogante de quien estaba enamorada : “ ¿ Por qué habéis sido tan incautos? ¿no sabías quién era Scarpia?
Los celos, responde ella; y su voz parece todavía adquirir temblores de desdén .Los dos seres veleidosos, pero tambien impulsivos e irreflexivos, y ella, una hermosa bestia nacida cabrera que es descubierta y educada en Cimarosa. Oscila entre la religión y la sensualidad, en este aspecto su retrato es perfecto. En la oración del II acto se dirige a Dios con una melodia apasionada y voluptuosa que probablemente se hará famosa en todo el mundo. Puccini la ve siempre como una mezcla entre lo sacro y lo profano. La hace entrar en la iglesia precedida por frases orquestales de suavísima languidez; y la hace salir , después del dueto de amor, dejando dentro como un perfume embriagador ,otra dulcisima frase de violín. La sensualidad de Tosca es algo que Puccini ve como algo arrollador. No la frena el dolor, cuando Tosca en el 1º acto canta “Ed io venivo a lui tuta dog-liosa” y no la frena tampoco la angustia y el terror del segundo acto. Tosca no es una mujer idealizada como Mimí o como Manon al final de la ópera. Es sólo carne y debilidad, y esto me parece una novedad bastante importante para la ópera italiana. Tal vez alguien diga que de este modo Puccini no ha puesto en escena a una heroína sino a una mujercita emperifollada. Si fuese él, es decir, Puccini, les dejaría hablar. Si en el mundo existiesen únicamente Isoldas y Tristanes moriríamos de aburrimiento, aunque sean sublimes.
Lo sé, la mia , es la óptica de un ser que se deja llevar por la veracidad y que cree reales ciertos personajes porque los ve moverse entre los lugares en los cuales ha nacido y que reconoce como auténticos.
Esta mañana estaba delante del Palazzo Farnese, y recordaba que en 1861 ví entrar en la casa a Francisco de Borbón y su mujer Maria Sofia, huidos de Gaeta y destronados. María Sofía tendría 20 años en aquel tiempo, era una esplendida mujer aquella bavaresa, y había siempre gente en la puertas esperando verla pasar en carroza. El destino la había llevado al mismo palacio en el que , en Tosca, encontramos a otra reina de Nápoles , Maria Carolina.
María Carolina , cuando Roma estaba ocupada por el ejercito napolitano, había llevado consigo al jefe de la policia borbónica , esto es al barón Scarpia. Esto en la Tosca de Puccini no está bien aclarado. Se ha tendido a creer que Scarpia era el jefe de la policía pontificia, pero la policia pontificia, en Junio de 1800, no existía. El Papa había sido expulsado por los jacobinos después de la primera campaña de Napoleón y a su regreso, en Septiembre de 1799 , el ejercito napolitano había expulsado la guarnición francesa, derribado la república y ocupado la ciudad. Scarpia era el jefe de la policia borbónica, no de la pontificia. Basta haber vivido bajo el poder temporal como yo, para saber que la policia pontificia no era tan despiadada y que , todo lo más, habría expulsado a Cavaradossi del estado de la Iglesia.
Pero antes hablaba del Palazzo Farnese y de la sugestión que puede ejercer sobre alguien como yo. El simple hecho de haber visto entre aquellos muros una reina de las Dos Sicilias, aunque estuviese destronada , hace verdadera la historia de la otra reina , Maria Carolina, que en el mismo palacio hacia llevar cantantes para celebrar el falso anuncio de la victoria austriaca y dejaba mano libre a Scarpia y a sus perversidades. Que no es la verosimilitud histórica el criterio ideal para valorar una ópera lo sé también. Pero yo me he lanzado a Tosca con todo el peso de mis recuerdos personales, que son tantos por los muchos años que tengo, y con la nostalgia por un pasado que Puccini ha sabido hacer revivir.
Aquí termino. El efecto que me ha causado Tosca ya lo he contado . Me ha empujado a volver a ciertos lugares no sé si para comprender mejor la música, para sentir la extraña sensación de que Tosca y Cavaradosi han existido realmente o para remover remotos recuerdos : los huertos en plena ciudad, las bestias con sus costumbres, como en el transcurso del 1º acto; los rebaños de ovejas yendo y viniendo , incluso bloqueando el paso de la carroza de su eminencia Antonelli , el secretario de estado.
Si bien para juzgar la ópera deberé volverla a escuchar de aquí a unos cuantos años; aunque a mi edad se vive día a día , se piensa en el futuro en términos de semanas y de meses, y si a las dos del mediodia de un dia de invierno hace sol, como hoy, 22 de Enero de 1900, se va a la plaza de San Pedro a hablar con otros viejos de lo cara que está la vida y de que la gente se vuelve cada vez más arrogante y ya no sabe lo que quiere. Después se entra en una iglesia, allí se descansa en un banco y se reza. Aunque sea por el alma del barón Vitelio Scarpia.

Rodolfo Celletti (Memorie d´un ascoltatore)

traducción de Mantoval
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Acto 3º de Tosca, fragmento.

http://media.putfile.com/Lauri-Volpi-e-lucevan

Duo del acto 1º
http://media.putfile.com/Duo-del-1a--acto-de-Tosca-MCaniglia-BGigli

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