31 diciembre, 2008

NOTAS DE POÉTICA PUCCINIANA.





El texto que hoy presento es un extracto traducido del trabajo de Enzo Restagno sobre la producción Pucciniana . El autor avanza algunas tesis interesantes del proceso creativo seguido por Puccini y lo hace apoyándose en una pormenorizada investigación de cartas y otros documentos escritos Del mismo modo se esclarecen algunas de la claves dramáticas que sirven para entender la mágica seducción de sus óperas .
EL REALISMO IDEALIZANTE DE PUCCINIEl éxito conseguido por las óperas de Puccini , ejemplificado en el triunfo insuperable de la Bohème hay que buscarlo en una íntima adhesión del proyecto teatral de Puccini con una cierta situación social en la que ya están bastante dibujados los trazos típicos de la moderna sociedad burguesa.
Declinado el espíritu heroico que había distinguido al melodrama romántico, la ópera había extendido progresivamente su repertorio a una temática burguesa y pequeño burguesa. La mayor ductilidad del repertorio da lugar a numerosas diversificaciones estilísticas en las que se reflejan las multiples tensiones que se derivan de la disolución del romanticismo. Paralelamente a la evolución del repertorio se realiza un grandioso procedimiento de perfeccionamiento de los medios linguisticos de los que surgirán una vocalidad y una orquestación sustancialmente nueva, cuyo ejercicio requerirá al compositor un riguroso trabajo profesional y una exigencia de actualización cuyo resultado tangible sobre el plano estilístico será algo de una difusa internacionalidad . Sobre la creciente disponibilidad de repertorio y sobre la nueva variedad de situaciones lingüísticas Puccini sabe operar con brillante eclecticismo buscando, más que una coherencia ideológica y estilística, una profunda sintonía con el público. La definición de este eclecticismo es inevitablemente aquella de la funcionalidad en el sentido de que un uso apropiado de temas, situaciones, colores y esfumaturas ambientales debe acentuar al máximo la verosimilitud creando en el público una verdadera y propia exigencia de identificación con la realidad escénica. Siguiendo esta orientación teatral Puccini no se sale en absoluto de la óptica teatral típica de la tradición melodramática, más bien la adecua a una mayor exigencia haciendo entrar en esa misma óptica a un público más amplio.
La identidad sustancial de la poética pucciniana con la tradición operística se explica muy bien por esa especie de proyecto teatral que es el libreto de ópera.
Si se observa el cuidado , casi obsesivo, puesto por Puccini en el libreto , no revela otra cosa que a un perspicaz hombre de teatro , supliendo bastante bien las declaraciones de poética siempre calladas.
En su libro sobre Puccini Mosco Carner desarrolla un inteligente análisis de la libretística de la ópera italiana mostrando que un libreto de ópera debe tener una forma condensada hecha de contrastes claros , de estados de ánimo y de acciones rapidas y apremiantes , dado que el factor tiempo, limitado por la incidencia del evento musical, es sustancialmente diferente al del drama recitado. La formulación esquemática del libreto , verdadero y auténtico repertorio de situaciones y de temas , tal como se ha definido a través de la tradición operística, es propiamente lo que Puccini pide insistentemente a sus colaboradores. La particularidad de su posición histórica y los límites de su originalidad se concretan en las innovaciones que tienen lugar dentro de ese esquema. Que después tales innovaciones consistan sustancialmente en un adecuación de tales fórmulas a las exigencias manifestadas por las situaciones contingentes es un hecho que muestra al mismo tiempo el límite y la excepcionalidad del talento teatral de Puccini.
Clásico presupuesto de un proyecto teatral así, es lo que Puccini definía como evidencia de la situación: La situación dramática debe ser absolutamente evidente , hasta tal punto que los espectadores que
acudan al teatro a presenciar un drama en lengua extranjera y para ellos desconocida, ( y Puccini hacía esto a menudo cuando se encontraba fuera , viendo de este modo tambien “The Girl of the Golden West”) puedan captar el sentido y la trama .
Sobre el esquematismo de tales situaciones intervendrá después la música proyectando las esfumaturas ambientales de lo cotidiano y lo subjetivo. Es esta la operación más genial y tipicamente pucciniana que en su escrupulosa perfección consigue crear una mitología musical burguesa. Los lugares y las figuras destacadas de esa mitología son los de la vida cotidiana, pero ya cristalizados en una acepción que es la del prototipo o lugar común. Naturalmente esta sutilísima acción mimética ejercitada por la música termina por cambiar sustancialmente la estructura del mismo evento musical llevando a que se cumpla tambien en la ópera ese proceso de desintegración de las formas ya realizado en la literatura tardo-romantica. La mayor ductilidad armónica , la acentuación de los relieves tímbricos y un fraseo, ya sea vocal o instrumental, siempre más episódico y menos orgánico, son los signos lingüísticos que revelan el eclipse de un periodo grandioso y escultórico. La situación y el dato ambiental prevalecen sobre el dato musical verdadero y propio, liberados de todo proyecto orgánico y terminando por condicionar la musicalidad privada ahora de autonomía. Para calibrar todo el alcance de este grandioso proceso estilístico realizado en un siglo, necesita considerarse la estructura de la ópera como piezas cerradas en las que la estructura armónica y los episodios singulares son la consecuencia de un proyecto formal que inscribe justo en la propia articulación formal el hecho dramático.
No se puede concebir , para la clásica repetición de aria, otra necesidad que la de colmar una determinada forma , ni más ni menos como si se tratase de un calco para llenar de materia musical. Este esquematismo compositivo se atenua progresivamente en la producción romántica , pero queda una filigrana más o menos oculta que trabaja activamente continuando flotando en cierta medida los eventos musicales en ese esquema proyectante .
Cuando Puccini inicia su producción operística esta relación entre forma musical y hecho dramático, esta completamente lograda , tiende además a volcarse en el apremio del clamor naturalista y verista. Pero será sobre todo él, el que realice de manera determinante e incisivamente la inversión de la perspectiva sometiendo la razón de la música a la del teatro.
La música se hará por lo tanto, con la esplendida ductilidad vocal e instrumental pucciniana, imitación de la vida, de una vida hábilmente teatralizada, estupendamente alejada de reflejos reales y salvo , raras excepciones, sagazmente apartada de los tonos grotescos del exceso verista en los que el dato real es demasiado vistosamente deformado para parecer tal.
Esta habilísima operación de montaje que, partiendo de la evidencia de la situación, termina por constreñir inevitablemente a los espectadores a identificarse con los personajes y las situaciones representadas sobre la escena, entra de lleno en el principio idealista de la identificación y nadie puede reprochar a Puccini haber vivido y trabajado en un período histórico dominado por la cultura idealista.La representación del hombre común es el verdadero protagonista de la ópera de Puccini, una vez despojado de sus costumbres y sustraido de las luces del escenario ,reducido en suma a su pura y simple esencia psicológica de hombre. El hombre mediocre que no sabe o no quiere , imponer su propia voluntad a la del mundo estigmatizado que le rodea, pero que tampoco es dominado , no por cuanto no sufra su tiranía, sino porque es la expresión , el exponente, el producto, con todo y sus elementos más característicos.
Esta representación del hombre común no se puede confundir con el realismo , porque del hombre común Puccini representa sobre la escena las proyección ideal, el sueño y la evasión que cultiva cotidianamente forjándose un pequeño mundo ideal en el cual escapar de los golpes de la realidad.
En la fórmula teatral del realismo idealizante no se expresa por ello la adhesión de Puccini al dato contingente de la sociedad italiana de aquellos años y tampoco el carácter reductivo de esta estilización llevada a cabo sobre los datos de la realidad hace extraños los requerimientos del decadentismo de un Wilde, de un Wedekind , de un Dánunzzio o de temas de protesta social. Puccini no descuidó ningún intento de ampliar su temática argumental , pero las exclusiones de los temas deben atribuirse sobretodo al cumplimiento instintivo de esa idea de la ópera tan característica de la tradición italiana según la cual resulta extraño sistemáticamente todos aquellos temas que por razones ideológicas, psicológicas o simbólicas atacaban la relación tiempo-acción definida bajo la forma imprescindible de la leyes del contraste y la precisión. La observancia de esta norma fundamental explica por otra parte no sólo las exclusiones, sino tambien por qué el eclecticismo pucciniano ha sabido siempre conservar en toda circunstancia una clave de auténtica originalidad.
De este modo entregada y perfectamente adherida a las exigencias ideales de un amplio público , la ópera de Puccini podía absolver dignamente su función sustitutiva representando con sus seductoras melodías y su inconfundible belleza una sintesis ideal de todas las divagaciones accesibles al deseo de evasión de una sociedad hundida en el mito de la belle-époque.
El drama histórico, la comedia lacrimógena francesa , la novela histórica, el folletín, el tan buscado decorativismo liberty, un vago sentido constructivo y sobre todo mucha conmoción , eran los ingredientes más buscados del público fin de siècle. Si alguno de estos elementos lograba entrar en la trama de una ópera , ligándose a una superior dignidad cultural , el público acudía sin reserva ,àvido de divertirse bajo la coartada del prestigio de la cultura.
Escogiendo hábilmente en el repertorio de moda , intuyendo perfectamente el espíritu de su tiempo, Puccini ha realizado sus obras de arte con una dignidad y un rigor artístico tal que nadie podría acusarle de mercantilismo. En los 8 años que van del 1896 al 1904 se estrenan Bohème, Tosca y Butterfly , las tres óperas más populares. Son tambien los años en que la fórmula estilística de Puccini da los mejores resultados. El realismo idealizante, proyectado en el mundo pequeño burgués , a aquello más cercano y afín de la sensibilidad del autor y el público, había tenido en 1896 con la Bohème el resultado perfecto. Puccini estaba en la vanguardia europea ,basta pensar que la Louise de Charpentier, análoga por la ambientación se estrenó en 1900. Adaptando a la ópera de Puccini una feliz definición de I Buddenbrock de Thomas Mann , se podría decir que la Bohéme es “un trozo de la historia del alma de la burguesía europea “. La regresión histórica realizada en 1900 con la Tosca , expresa la intención de acercarse al otro de los argumentos típicos de la literatura de su tiempo; en el drama histórico de Sardou se encuentran de hecho bien identificados los elementos de la novela histórica de su tiempo , un algo de policiaco con un final de efectos sensacionalistas. El resultado , logradísimo como es patente, no admitía copias , se imponía un repentino cambio en el argumento. Se puede percibir que ya después de los primeros éxitos cosechados la fórmula teatral de Puccini se ve empujada a asumir temas cada vez más diversos como ambientación y época histórica , ocultando dentro de la variedad de los ambientes y de la atmósfera la propia intangible identidad.
Una ulterior insistencia sobre el drama histórico después de Tosca era por tanto imposible y así lo demostró el rechazo de Puccini a concluir los proyectos medievales de Notre Dame y de Marguerita di Cortona, como el de Maria Antonietta. La producción en serie de melodrama de ambientación histórica podría haberse desarrollado únicamente en la época romántica , en el ámbito de una poética que buscaba realmente representar un particular evento histórico, y en este sentido Tosca tiene muy poco de drama histórico.
Más que la evocación de un particular momento histórico la ópera de Puccini realiza con una evidencia casi física el clima urbano , de una Roma barroca , pomposa y decadente , en magnífica sintonía con el modo estetizante que estaban asumiendo en aquellos años las páginas históricas absorbidas y amalgamadas incluso en tramas autobiográficas.