01 julio, 2012

Crónica de unos accidentados Puritani


Me he preguntado muchas veces qué hecho , qué tipo de acontecimiento podría en nuestro tiempo, la época de las comunicaciones y la tecnología digital , equiparse al que tuvo lugar la tarde del 31 de Marzo de 1835 en el teatro de los italianos de Paris y en verdad que no encuentro nada que pueda asemejarse hoy a un hecho tan singular y espontáneo. Se asistía  aquella tarde a la última representación de la temporada de I Puritani, en una atmósfera particularmente festiva en la que el entusiasmo por los cantantes y la música de Bellini se mezclaba con una cierta melancolía pues el teatro cerraba sus puertas hasta el próximo  Otoño y los asiduos diletantes del Sena se despedían de una bellísima y jovencísima (24  años) Giulia Grissi , que había interpretado una dulce y fragante Elvira. Después del aria del 2º acto, "Qui la vocee suave" el barítono Tamburini y el bajo Lablache , naturalmente habían tenido que bisar la invocación escarlata de la Tromba intrépida entre aplausos interminables. Llegó  por fin el 3º acto, sobre el escenario  Gian Battista Rubini había ya hecho su ardiente invocación a la patria y se disponía a atacar el dulcísimo andante, "A una fonte affito e solo ", cuando desde la platea fue lanzado sobre la escena un papel al mismo tiempo  que desde varios puntos del teatro se gritaba   dirigiéndose al tenor: "LISEZ , LISEZ " ( lea, lea …) .
 Rubini ,el famoso tenor de Bergamo , ya había sido en otras ocasiones protagonista de extraños sucesos en los teatros ,  por momentos se mostraba confuso ,  el tumulto iba en aumento y era tal griterío  que obligó  al director de orquesta a interrumpir el espectáculo. El  caballero ataviado con  sombrero  de plumas , Lord Arturo , recogió   el mensaje y después de leerlo, avanzando sobre el escenario  se inclina y dice : " Messieurs , avec un  gran  plaisir  " .
 En  ese momento todo el teatro irrumpe en aclamaciones,  y en medio de tal algarabía el  pobre Bellini allí presente , sin saber cómo enfrentarse a un incidente imprevisto que amenazaba con cambiar la estructura de su  obra , se apresuró  a preguntar qué estaba  sucediendo .  La  explicación le fue  dada enseguida: " Son los abonados y los habituales del teatro  que le piden al tenor que regale al público , fuera de programa, un aria de otra ópera aunque del mismo autor, Il Pirata" , y el aria en cuestión  era , según me parece recordar; "Il furor de la tempesta " o quizás   aquella otra ; " Tu vedrai la sventurata " .
 El caso fue que aquellos  apasionados  diletantes   del Sena pudieron  por fin  escuchar  esa aria  que había  sido precedida en sus oídos por las palabras más extraordinarias y emotivas ,  representativa ya  de una nueva manera de sentir  y cantar   que rompía definitivamente con las formas de los últimos virtuosos , los castrati que todavía  hacían sentir  su influencia , pero ya no por demasiado tiempo .  El mundo sonoro del barroco hacía aguas y una nueva manera comenzaba a abrirse paso. Una nueva manera que fue percibida intuitivamente por el genio de Bellini , de cuyo trabajo y comprensión del hecho artístico  va a depender fundamentalmente la personalidad artística de Rubini , forjada  en lo fundamental en el trabajo con el músico de Catania  , a instancias de éste  y durante la preparación y los  ensayos de  la obra Il Pirata , cuyo protagonista, Gualtiero,  ideó  éste como es sabido  para la voz del  tenor de Bergamo. El   resultado  obtenido de esa colaboración  fue que  Rubini  dejó  de ser simplemente ese Usignolo al que se refería Rossini , cuando quería  resumir   con una palabra las características de un canto florido y preciosista , conocedor de todas las  técnicas del virtuoso y además adornado por la belleza inefable del sonido angelical  que dicen que desprendía el timbre de Rubini  como ha quedado acreditado por   diversos testimonios. 
 En ese  salto descrito   podemos rastrear sin duda las entrañas del romanticismo y el final del mundo del barroco   y el clasicismo musical. 
  Al día  siguiente , Bellini   que  aquella tarde había escuchado   probablemente sus últimos " Puritani ", pues no le quedaban ya  por desgracia  y pese a su juventud  más que unos pocos meses de vida , relataba por carta el episodio sucedido concluyendo su narración con las siguientes palabras: " No te digo ya nada de la impresión y de los aplausos " 




2 comentarios:

  1. Aprendí hoy sobre mi pasatiempo favorito y practicamente único!

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  2. He aprendido algo nuevo sobre mi pasatiempo favorito y único!

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